Principio de Familiaridad

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El Principio de Familiaridad, también llamado «efecto de la mera exposición», explica por qué damos preferencia a cosas que hemos visto con más frecuencia o con las que estamos familiarizados.

Principio de Familiaridad o de Mera Exposición

Cómo no te va a gustar Quevedo, criatura, si te lo han puesto en la radio 2.500 veces…

¿Alguna vez has escuchado decir a alguien que una canción no le gustaba al principio pero que a fuerza de escucharla le ha acabado gustando? Al oir una canción repetidamente por la radio, se convierte en familiar, y con cada escucha existe la posibilidad de que asociemos el recuerdo a una emoción, aumentando la retención.

El Principio de Familiaridad es un fenómeno psicológico por el cual nuestro agrado o desagrado por determinado estímulo aumenta o disminuye, respectivamente, con la exposición repetida.

En otras palabras, las personas tienden a desarrollar una preferencia por ciertos estímulos simplemente porque están familiarizados con ellos.

Este principio tiene una relación directa con uno de los mecanismos mas utilizados en la publicidad: la repetición.

La primera investigación conocida del fenómeno fue llevada a cabo por Gustav Theodor Fechner en 1876. Uno de los investigadores actuales más conocidos sobre este tema es el psicólogo Robert Zajonc, autor de Attitudinal Effects of Mere Exposure (‘Efectos de actitud de la mera exposición’), artículo publicado en 1968. Zajonc dedicó buena parte de su carrera al estudio de la relación entre la repetición de un estímulo arbitrario y el afecto que los individuos acaban desarrollando hacia este.

Este principio no necesita que la exposición ocurra a nivel consciente. De hecho, no depende en absoluto de la conciencia; se produce también cuando las palabras o las fotos que se repiten son mostradas con tanta rapidez que los observadores no llegan a ser conscientes de haberlas visto (como en la publicidad subliminal). Es más, este efecto es más pronunciado en el caso de estímulos que el individuo no ve conscientemente.

Ejemplos

Si estamos en otro país, es difícil que pasemos por delante de un MacDonalds y no nos demos cuenta (incluso aunque prefieras probar la comida local antes que un mac-loquesea). Lo identificas porque ya lo conocías.

Zajonc desarrollo una demostración similar al exponer caracteres chinos durante cortas cantidades de tiempo a dos grupos de individuos. A los individuos se les dijo que estos símbolos representaban adjetivos y se les pidió que evaluaran si los símbolos tenían connotaciones positivas o negativas. Los símbolos que habían sido previamente vistos por los sujetos de prueba fueron constantemente clasificados como más positivos que los que no habían visto antes.

En otro experimento, se dio a probar a un grupo de sujetos cuatro tipos de zumos de frutas tropicales que no conocían. Cada participante probó cada zumo 20, 10, 5 o cero veces. Luego se les pidió que eligieran cuál les había gustado más. Los sujetos eligieron como favoritos aquellos que más habían probado. Los investigadores sugieren que este efecto tiene una función en la adquisición de las preferencias por ciertos alimentos.

Esto no sólo ocurre con las personas. Uno de los ayudantes de Zajonc expuso dos conjuntos de huevos de gallina fertilizados a diferentes sonidos. Después de la eclosión, los polluelos emitían menos señales de temor cuando se los expuso al sonido que habían oído mientras estaban dentro del cascarón.

Imagen de Anastasiya Gepp en Pexels.

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