Ilusión de Validez
La Ilusión de Validez se da cuando no somos conscientes de que decidimos según nuestra intuición, sin tener toda la información o datos objetivos.
¿Qué pastilla vas a elegir, Neo? ¿La roja o la azul?
Arias (2010) indica que la ilusión de validez es “la confianza injustificada en una predicción en base exclusivamente a la correspondencia perfecta entre un resultado predicho y la información recibida, con poca o ninguna consideración de los factores que limitan la exactitud predictiva”.
O dicho de otra forma, relacionamos causa y consecuencia para justificar una decisión, sin que esa relación tenga por qué ser real.
Nuestro cerebro está diseñado para «unir los puntos» cuando nos falta información, pero no solemos valorar con precisión lo veraces que pueden ser nuestras conclusiones.
Este sesgo cognitivo es empleado por el Premio Nobel de Economía Daniel Kahneman, en su obra Pensar rápido, pensar despacio.
Es más frecuente en los individuos que más saben sobre un tema: suelen sentir un exceso de confianza poco realista, fruto de su formación más amplia. Los que más saben predicen ligeramente mejor que los que menos saben. Pero esta confianza subjetiva no garantiza acierto alguno. Este sesgo cognitivo está profundamente arraigado en los ámbitos de la política o de la especulación bursátil, entre otros sectores.
Ejemplos
Kahneman descubrió la ilusión de validez sucumbiendo él mismo en este error. Cuando servía en el ejército israelí como psicólogo, fue parte de un grupo al que se le había encargado hacer un test (Leaderless Group Test) para seleccionar a posibles candidatos para líder u oficial.
Kahneman y sus compañeros observaron su comportamiento anotando impresiones claras sobre cada soldado, a partir de las que elaboraron sus predicciones. A pesar de que las predicciones del comportamiento de los soldados como oficiales resultaron erróneas en la práctica, y los psicólogos lo sabían, permanecieron ilógicamente optimistas sobre su habilidad para predecir resultados futuros.
En un artículo de 1981, J. B. Bushyhead y J. J. Christensen-Szalanski estudiaron datos de una clínica ambulatoria que mostraba que los médicos ordenaban radiografías de tórax sólo en pacientes que manifestaban atributos clínicos relacionados con algunos casos de neumonía, en lugar de en pacientes que manifestaban atributos clínicos asociados con todos los casos de neumonía.
Al comparar los resultados de 25 asesores patrimoniales durante un período de ocho años, Kahneman descubrió que ninguno de ellos destacaba consistentemente como mejor o peor que los demás. «Los resultados», como él dijo, «se parecían a lo que cabría esperar de un concurso de lanzamiento de dados, no de un juego de habilidad». Sin embargo, en la empresa para la que trabajaban todos estos asesores, nadie parecía ser consciente de esto: «Los propios asesores se sentían profesionales competentes que realizaban una tarea difícil pero no imposible, y sus superiores estaban de acuerdo».
Kahneman informó a los directores de la empresa que estaban «recompensando la suerte como si fuera habilidad». Los directores así lo creían, pero «la vida en la empresa seguía igual que antes». Los directores se aferraron a la «ilusión de habilidad», al igual que los propios asesores.
+ Info
Ilusión de validez – Wikipedia
Sesgos cognitivos en la ciencia – Another day in the lab
Illusion of validity – Wikipedia
Imagen de Wikimedia Commons.